Una_rosa_amarilla

Una Rosa Amarilla

Del 23 de febrero al 30 de abril de 2017

> Martes a sábado

De 11 a 13 y de 18:00 a 21:00 h.

> Festivos

De 12 a 14 y de 18:00 a 21:00 h.

Lunes cerrado

Una Rosa Amarilla

Al traspasar la puerta de la sala de exposiciones, como ocurre al sentarnos en el patio de butacas de un teatro o al abrir la portada de un libro, abandonamos nuestro espacio cotidiano para entrar en la habitación propia del artista. En esa metafórica - y a la vez tan real - habitación del artista descubrimos otras narrativas a través de la singularidad de las obras de arte que atesora, permitiéndonos experimentar en nosotros mismos nuevas relaciones y significados. En este encuentro, al que no debemos oponer resistencia alguna si no queremos desaprovechar una oportunidad única, el artista nos abre la puerta de un lugar que nunca podríamos haber conocido de otra manera. La obra de arte es un mundo en sí mismo y solo se representa a sí misma. Es una “cosa agregada al mundo y no un reflejo de él”, tal y como Jorge Luis Borges nos cuenta que se le reveló en su lecho de muerte al poeta Giambattista Marino al ver cómo una mujer ponía en una copa “una rosa amarilla”. El título de nuestra exposición ha sido extraído de uno de los cuentos incluido en el libro “El hacedor”: “Una mujer ha puesto en una copa una rosa amarilla; el hombre murmura los versos inevitables que a él mismo, para hablar con sinceridad, ya lo hastían un poco: Púrpura del jardín, pompa del prado, gema de primavera, ojo de abril… Entonces ocurrió la revelación. Marino vio la rosa, como Adán pudo verla en el Paraíso, y sintió que ella estaba en su eternidad y no en sus palabras y que podemos mencionar o aludir pero no expresar y que los altos y soberbios volúmenes que formaban en el ángulo de la sala una penumbra de oro no eran (como su vanidad soñó) un espejo del mundo, sino una cosa más agregada al mundo. Esta iluminación alcanzó Marino en la víspera de su muerte, y Homero y Dante acaso la alcanzaron también”.
Este es el contexto idóneo para que las mujeres y los hombres puedan componer nuevos relatos sobre los que reescribir su propia realidad y en él se mueven las seis artistas (Rosa Castellot, Natividad Bermejo, Teresa Rodríguez, Antonia Santolaya, Blanca Navas y Marta Beceiro) que presentamos en esta exposición. Sus trabajos no son una descripción de lo real, a pesar de su formal realismo, sino un mundo en sí mismos y el propio de cada una de ellas.

Fragmento del texto de Susana Baldor, comisaria de la exposición, para el catálogo.