Sanz Lobato

Rafael Sanz Lobato

Del 23 de enero al 9 de marzo de 2014

Horario

> De martes a sábado

De 11 a 13 y de 18 a 21 H.

> Domingos, festivos

de 12 a 14 y de 18 a 21 H.

> Lunes cerrado

Rafael Sanz Lobato

Rafael Sanz Lobato (Sevilla, 1932), pertenece a una generación de fotógrafos irrepetible de posguerra que a partir de los años 50 dio a nuestro país una producción documental excepcional. Estos fotógrafos rechazaron las herencias de preguerra y se desvincularon de ellas, trabajaron con espíritu transgresor respecto al entorno establecido, tanto social como político y, naturalmente, con la práctica fotográfica dominante.
Rafael Sanz Lobato  convirtió la fotografía en su pasión desbordante. Como documentalista realizó varias series: “Bercianos de Aliste”, “La caballada de Atienza”, “La Rapa das vestas” o “Auto sacramental de Camuñas”.  La realizada en la localidad de Bercianos, donde retrata de forma magistral la procesión conocida como del Santo Entierro, recibirá la atención de la revista americana Popular Photography, que en el año 1970 le publica un portafolio de cuatro páginas.
La fotografía documental de Rafael Sanz Lobato nos muestra y nos hace reflexionar sobre un cierto temperamento de nuestro país que nos evoca y recuerda ciertas vivencias. Es capaz de rememorar, entender e interpretar una manera de vivir en un período no muy lejano de la España profunda, donde el carácter y el alma de este país se manifiestan a través de los ritos religiosos o civiles. Sus imágenes nos fascinan y nos enseñan. Rafael es uno de los fotógrafos que ha sabido relacionarse con la gente, escucharla, respetarla y fotografiarla. Sus paisajes ilustran una España árida y al tiempo majestuosa. Una España profundamente religiosa, que respeta, siglo tras siglo, año tras año, los ritos marcados por una iglesia omnipresente.

En esta exposición encontramos un magnífico ejemplo del mejor realismo documental, dotado de gran intensidad y sensibilidad, son documentos clave de la fotografía realista moderna española que han influido de forma importante en autores de las generaciones sucesivas. Su sensibilidad extraordinaria también la encontramos en sus paisajes, donde transforma amaneceres o crepúsculos en pura poesía.
Su vasta cultura fotográfica le empuja constantemente a afrontar nuevos retos, alguno de ellos le aproximará primero al retrato y, más tarde, como colofón de su carrera, a la naturaleza muerta.
En sus retratos encontramos una relación directa y humana con el modelo, en la tradición de los grandes retratistas, retratos en los que Rafael Sanz Lobato ha sabido encontrar el momento de inflexión, la bajada de la guardia del personaje ante una pared lisa y desnuda con un inequívoca dosis de dramatismo, no sabemos cómo lo hace, pero se nos antoja que esa aureola que tiene el personaje fotografiado bien podrían ser los veintidós gramos del alma que se le escapa
Y, finalmente, las naturalezas muertas que configuran una nueva etapa y constituyen otra gran lección de fotografía rebosante de buena inspiración,  y excelente composición.
Resulta extraordinario encerrar en un rectángulo mundos tan diversos, tan poéticos, sombríos y evocadores. La contemplación de estas obras nos enriquece a medida que descubrimos las múltiples y diferentes piezas de su propuesta.  Un ejercicio reflexivo extremadamente frágil y al mismo tiempo brillante.
Rafael Sanz Lobato es un creador inquieto y rebelde, un hombre íntegro, curioso y «joven», absolutamente comprometido con su arte y su época.