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Grandes Sonatas
para violonchelo y piano

4, 11 y 18 de abril de 2011
cartel
AUDITORIO MUNICIPAL DE LOGROÑO
Entrada Libre | Plazas limitadas

PRIMER CONCIERTO / LUNES 4 / ABRIL 2011

SEGUNDO CONCIERTO / LUNES 11 / ABRIL 2011

TERCER CONCIERTO / LUNES 18 / ABRIL 2011

Introducción

Cuando el violonchelo fue creado como instrumento grave de la familia del violín, su misión principal consistía en servir de acompañamiento tocando la voz grave de las obras. Pero en el siglo XVII surgieron una serie de músicos (principalmente italianos) que se dieron cuenta de que se podían hacer otras cosas musicales que no fueran las típicas del acompañamiento. Así comenzó poco a poco la andadura solística de este instrumento que por sus características sonoras (puede abarcar los registros que van desde las voces graves de bajo hasta las agudas de soprano) se ha desarrollado técnicamente durante el siglo XX como ningún otro instrumento lo ha hecho.

Sin embargo, para ser exactos, tenemos que decir que este espectacular desarrollo técnico comenzó ya durante el siglo XVIII; generalmente se sitúa en las 6 Suites para violonchelo solo de J. S. Bach pero a la luz de las investigaciones de los últimos decenios esta teoría está en duda ya que el instrumento para el que las destinó Bach no es el mismo chelo que hoy día conocemos, sino que debía ser más pequeño y se cogía de otra manera. Este desarrollo comenzó entonces en las manos de los violonchelistas italianos, principalmente el italo-español Luigi Boccherini que compuso unas 34 sonatas y 12 conciertos de gran dificultad técnica, seguido por los hermanos franceses Jean-Louis y Jean Pierre Duport, que escribieron no el primer método pero sí el primero en importancia, y algunos centroeuropeos, sin olvidar a los españoles que tuvieron al chelo como uno de sus instrumentos predilectos. Otros hechos importantes en esta evolución del chelo, y que se suelen dejar de lado, son los nuevos instrumentos que construyeron los grandes luthieres italianos encabezados por A. Stradivari y la creación de un nuevo concepto de arco ideado por el francés F. Tourte que permitía el mismo tipo de sonido ‘tenuto’ en las dos direcciones del arco.

Ya en el siglo XIX el chelo siguió con su imparable evolución dedicándole los compositores numerosas obras (Fantasías, Caprichos, Sonatas, Conciertos, etc) tanto a solo, en dúo con piano u otros instrumentos (hay numerosas obras para 2 chelos) o de manera solista con orquesta. Tampoco hay que dejar de lado su faceta camerística en trío con violín y piano o en el cuarteto de cuerda donde tiene numerosas intervenciones de gran dificultad musical. Como ejemplo de este siglo están al inicio el ciclo de las 5 Sonatas para chelo y piano de L. Van Beethoven y al final el famosísimo y dificilísimo Concierto para Chelo y orquesta de A. Dvorak.

Pero el más grande desarrollo técnico, y su entrada en las salas de concierto por la puerta grande, se realiza ya en el tránsito del siglo XIX al XX de la mano del español Pablo Casals que dio a este instrumento otra dimensión y virtuosismo. Y ya durante el siglo XX han seguido desarrollándose estos aspectos técnico-musicales que han convertido al chelo en uno de los instrumentos más utilizados por los compositores y de los más presentes en las salas de conciertos.

Una muestra de este espectacular desarrollo técnico del chelo son las obras que integran los tres programas de este Ciclo de Grandes Sonatas para Violonchelo y Piano. En estos programas están las principales obras compuestas para esta formación camerística: desde las iniciales de L. Boccherini hasta las últimas del español R. Gerhard o el ruso D. Shostakovitch pasando por las grandes sonatas de Beethoven, Brahms y Strauss, el genial Schubert o las de otro gran chelista español, G. Cassadó.

Tomás Garrido

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