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El Texto Iluminado
Comedia

2 febrero al 2 marzo 2010
cartel
Cines Moderno. Plaza Martínez Zaporta, 5. Logroño
20,00 h
Venta de abonos y localidades en la taquilla de los cines Moderno a partir del 25 de enero:
Abonos: 10 €
Localidades: 3 €
Bésame, tontoBésame, tonto
(Kiss Me, Stupid). 1964. EE. UU. United Artists / Mirisch Corporation / Phalanx. 125 minutos. V.O.S.E.
2 DE FEBRERO DE 2010
Dos en la carreteraDos en la carretera
(Two for the Road) 1967. GRAN BRETAŅA. Stanley Donen Films Inc / Twenty Century Fox. 112 minutos. V.O.S. E.
9 DE FEBRERO DE 2010
Arsénico por compasiónArsénico por compasión
(Arsenic and Old Lace) 1941-1944. EE.UU. Warner Bross / Liberty Films. 118 minutos. V.O.S. E.
16 DE FEBRERO DE 2010
El quinteto de la muerteEl quinteto de la muerte
(The Lady Killers) 1955. REINO UNIDO. Michael Balcon Production / Ealing Estudios / The Rank Organisation. 91 minutos. V.O.S.E.
23 DE FEBRERO DE 2010
La taberna del irlandésLa taberna del irlandés
(Donovanīs Reef) 1963. EE.UU. John Ford Productions-Paramount Pictures. 109 minutos. V.O.S.E.
2 DE MARZO DE 2010

Edición dedicada a Alberto Sánchez Millán (1943-2009), que puso en marcha el ciclo El texto iluminado en 1993.

«Cuando un buen viento cómico sopla de la pantalla sobre la sala, cuando ésta devuelve al lienzo sus efluvios, es decir, cuando el espectador se asocia en la respuesta, algo nuevo está pasando, algo nace que antes no había, que se añade a las dos realidades que existían antes de comenzar la proyección: la película, sus presuntos espectadores. Y cuando esto se traslada repetidas veces al escenario de una sociedad entera, puede acontecer la transformación maravillosa: que un público se convierta en un pueblo».

JULIÁN MARÍAS, en «Visto y no visto», Ediciones Guadarrama, Madrid, 1970, p. 32.

Un arte nuevo de hacer comedias

Ya desde ‘el regador regado’ de los Lumière (1895) se vio que el cinematógrafo iba a meterse de lleno en el jardín de la comedia; que el cinematógrafo iba a ser el nuevo… ‘comediógrafo’. De hecho, algunas de las películas que inventaron el cine y el espectador de cine fueron comedias. Comedias filmadas, en cinta: un género nuevo (por el procedimiento) y viejo a la vez (heredero de la pantomima, de la caricatura, del circo, de las variedades, de los tipos cómicos, del vaudeville). Con la llegada de la oralidad a las pantallas, a finales de los años 20 del siglo XX, el cine crea nuevos plautos, molieres, goldonis, lopes, moratines, una nueva raza de libretistas que revolucionan el tiempo y el espacio de la comedia y el juego con las palabras: los directores y los guionistas. Y también renueva las máscaras del género: rostros de actores y actrices de comedia específicamente cinematográfica. Y de esta forma, será el cine el que invente la forma de reírse del individuo del siglo XX: una risa compleja, entreverada, que equidista de la fiesta y de la tragedia, una risa que trazo un arco que va desde la carcajada hasta la mueca, que nos parte el pecho igual que — en ocasiones— el alma. El cine aporta a la comedia nuevos ‘humores’ y la conduce hasta un nuevo siglo de oro de la comicidad. Con la televisión llegarán —y se impondrán— más tarde la risa enlatada, la sit com y la proliferación chistosa de los mil y un clubs de la Comedia.

La comedia cinematográfica ha creado su índice propio: el slapstick, el burlesque, la screw-ball, la comedia romántica, el ‘toque’ Lubitsch, la comedia Ealing, la comedia sofisticada, la comedia musical, la comedia negra, la comedia sexual, la comedia de teléfonos blancos, la comedia gamberra; además de las variantes nacionales del género (la comedia americana, la italiana, la británica…). Cada una de las cinco películas que hemos elegido es ‘mezclilla’ de varias de las especies de comedia antes citadas (incluso alguna otra no tipificada): Bésame, tonto está basada en una comedia teatral italiana y es una comedia americana, conyugal, sexual y hasta con ribetes musicales; Dos en la carretera es una comedia entre romántica y sofisticada (además de una road-movie); Arsénico por compasión es una screw-ball con tintes negros, origen Broadway y puntilla british; El quinteto de la muerte es una ‘Ealing’ genuina pero inyectada con el mismo arsénico que la anterior y La taberna del irlandés es una comedia de Saloon, a tragos romántica, a tragos gamberra, a tragos edénica, a tragos fordiana y ¡Whisky a go go! Pretendemos con este ciclo no olvidar la lección moral, artística y política que recibió el director (inventado) de comedias cinematográficas John L. Lloyd Sullivan cuando pretendió ponerse el traje de la tragedia, que a él le quedaba tan mal, tan hipócrita y tan peligroso. Los viajes de Sullivan (Sullivan’s Travels, 1942, Preston Sturges) era una comedia ¡sobre la crisis!, sobre la Gran Crisis del 29. Será el asistente de Sullivan, il siervo —los siervos sabios de las comedias, el maravilloso Robert Greig, en este caso—, el que le advierta que haría mejor en despojarse del disfraz de indigente y volver —ya que él puede permitírselo— al trabajo de consuelo y terapia que suponen sus comedias, para no insultar a los verdaderos pobres y porque «la pobreza no es una enfermedad, sino una plaga contagiosa».

¡Comedia! ¡Comedia!, sí: para paliar la tristeza, porque todo esto se lo vamos a dedicar a nuestro muy querido amigo Alberto Sánchez Millán, que nos dejó en octubre del año pasado y al que tampoco vamos a olvidar. A Alberto le debemos muchas de las jornadas cinematográficas más memorables que se recuerdan en la historia de Logroño gracias a los ciclos que desde la Obra Cultural de Ibercaja en colaboración con Cultural Rioja creó y coordinó desde principios de los años 90. Extraordinarios Ciclos —por las películas, por las personalidades que acompañaban las proyecciones, por la idea que inspiraba cada programación, por él— que compartían Zaragoza, Huesca y Logroño: las sucesivas ediciones de Un mirada al cine español, valiosísima retrospectiva que trajo hasta nuestra ciudad a protagonistas como Juan Antonio Bardem, Imperio Argentina, José Luis Borau, Pilar Miro, Román Gubern, Miguel Picazo, Ana Mariscal, Teresa Gimpera, Raquel Rodrigo, Florentino Soria, Juan Antonio Nieves Conde, José Luis Sáenz de Heredia, Juan Mariné, José Luis López Vázquez o Julio Alejandro: el ciclo Chaplin 1889-1977 —con un libro catálogo escrito por el mismo Alberto— o el Texto Iluminado, por supuesto, que arrancó en 1993 con el pretexto de la literatura norteamericana en el cine. Proyeccionista, fotógrafo, historiador, escritor, crítico cinematográfico, cineclubista, cineasta, uno de los cerebros del Festival de Cine de Huesca, cofrade del vino (de Rioja) durante años y, en fin, empleado de Banca, Alberto era un espíritu entre buñueliano y quijotesco. Socarrón, amante de la buena mesa, infatigable, celibatario, generoso, divertido, con un acento maño de manual, con ojos agrandados por los cristales de sus gafas. Alberto era feliz en Logroño, ya lo podemos decir. Esperaba la llegada del ciclo para poder venir cada martes de febrero y vernos a todos, y ‘alparcear’ (cada año nos enseñaba una palabra aragonesa), y comer en el Iruña, donde lo trataban como a un pariente. En sus sobremesas —que por sistema se prolongaban en amenas ruedas de prensa— se contaron e incluso se destaparon noticias y hechos nunca antes contados sobre la historia de nuestro cine. Y nos reíamos mucho. Cuando Alberto nos pasó los trastos del ciclo, en 2002, y aún cuando —poco después— ya estaba jubilado, nos pedía por favor cada año que sin falta le enviáramos un paquete con el folleto de la edición correspondiente de El texto iluminado. Él luego, en Zaragoza, los repartía —para dar envidia de lo que se hacía en Logroño— entre los miembros de la tertulia cinematográfica a la que perteneció hasta el final. Y si Buñuel decía que una vez muerto se conformaría con poder resucitar cada diez años, comprar la prensa del día y devorársela, estamos seguros que nuestro amigo y colega Alberto se conformaría con cada año resucitar en febrero para hacerse con el folleto del Texto iluminado y ver qué vamos a echar. E incluso acercarse con su rocinante cuatrolatas.

BERNARDO SÁNCHEZ SALAS, coordinador del ciclo.

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