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El Texto Iluminado
Fantasmagoría

3 febrero al 3 marzo 2009
cartel
Cines Moderno. Plaza Martínez Zaporta, 5. Logroño
20,00 h
Abonos: 10 €. Localidades: 3 €
Podrán adquirirse en la taquilla de los cines Moderno,
los días de las proyecciones.
A VIDA O MUERTEA VIDA O MUERTE
A Matter of Life and Death. 1946. U.K. Archers of England/J. Arthur Rank Films 104'. V.O.S.E.
24 DE FEBRERO DE 2009

Directores: Michael Powell y Emeric Pressburger.
Guión: original de Michael Powell y Emeric Pressburger.
Productores: Michael Powell, Emeric Pressburger, George R. Busby.
Fotografía: Jack Cardiff/En Technicolor y Blanco y negro (Dye-Monochrome) /1:1, 37.
Montaje: Reginald Mils. Música: Allan Gray.
Efectos especiales: W. Percy Day, Henry Harris, Douglas Woolsey y Stanley Grant.
Efectos visuales: Peter Ellenshaw.
Vestuario: Joseph Bato, Hei Heckroth.
Maquillaje: George Blackler, Ida Mills.
Intérpretes: David Niven (Peter Carter), Kim Hunter (June), Robert Coote (Bob Trubshawe), Kathleen Byron (ángel), Richard Attenborough (piloto inglés), Bonar Colleano (piloto americano), Marius Goring (conductor 71), Robert Livessey (doctor Frank Reeves), Robert Atkins (vicario), Bob Roberts (doctor Gaertler), Edwin Max (doctor McEwen), Raymond Massey (Abraham Farlan).

Aparte de los referentes contextuales y fílmicos, no debemos descartar las connotaciones de un film lleno de citas que van desde Shakespeare hasta Raleigh o Walter Scott. Ian Christie, en un exhaustivo ensayo sobre el film, repasa todas las posibles fuentes escritas que lo inspiraron: entre ellas el húngaro Frigyes Karinthy con la historia médica mezclada de fantasía; THE PILGRIM’S PROGRESS, de John Bunyan en ideas como la escalera que conduce al cielo; y Kipling y su obra ON THE GATE en la idea de un cielo burocratizado (...) A VIDA O MUERTE es también la historia de una convivencia entre dos mundos, como dice la voz en off inicial: “el mundo real y el que sólo existe en la mente”. Para Powell y Pressburger los dos existen, algo que ya se sugería en sus films anteriores, en los que había la expresa creencia en valores espirituales y en sensaciones invisibles. Pero aquí la diferencia es que los dos mundos resultan visibles para el espectador, con la aparición de ese cielo ordenado y represivo. No obstante siempre se habla de un intercambio entre lo real y lo fantástico y en este sentido, plantear las alucinaciones de Peter Carter [David Niven] desde una perspectiva médica añade aún más ambigüedad la existencia del mundo mental. Como decía el propio Powell: “El hecho de que cada fantasía tuviera una buena explicación médica era porque quería que se basara en un hecho real. La vida es más fantástica que la fantasía. Soy demasiado práctico”. Visualmente se muestra en las transiciones entre los dos mundos. Las transiciones se hacen con colores, con objetos –los relojes– o con una escena antológica, cuando a Peter le están operando la cámara está en una posición subjetiva, entonces una pupila del paciente se cierra y la imagen se sumerge en el interior, donde encuentra el juicio al que es sometido. La frontera entre el mundo real y el mundo mental es muy ligera y Powell y Pressburger ofrecen siempre una línea de continuidad. Esta idea también se refuerza con el hecho de que el mundo mental sea extremadamente real y viceversa (...) A VIDA O MUERTE fue un desafío constante a las reglas del realismo imperante en el cine británico. No sólo por un cambio estético, sino por plantear con convicción e intensidad un cine libre y sin temor a la experimentación. Jack Cardiff, su fotógrafo, dijo al respecto: “Nada era demasiado arriesgado para Michael”. El film abrió una nueva etapa en la carrera de Powell y Pressburger. Rank les dio la oportunidad de hacer un cine con presupuestos más holgados. (...) Las constantes dificultades técnicas a las que noe hemos referido hacen que A VIDA O MUERTE fuera el film favorito de Powell. También probablemente porque es el que mejor consigue que una historia imposible fuera posible. Aunque me quedaría con la definición de Joao Bernard da Costa: “Por encima de todo, A VIDA O MUERTE es un film sobre esa aparente contradicción: un film sobre el ‘no sentido’ construido con todo el sentido. LLORENÇ ESTEVE en Michael Powell y Emeric Pressburger, Cátedra Signo e Imagen, Madrid, 2002, pp. 226-233.

Esta romántica fantasía de Michel Powell/Emeric Pressburger, que Powell describió como “una broma estratosférica contada con el trasfondo de dos mundos, fotografiada en technicolor y en monocromo”, supuso la primera interpretación cinematográfica de la Royal Command en 1946. Exceptuando a Jack Cardiff, que inició su brillante carrera como director de fotografía, Powell se rodeó de su habitual y excelente equipo, tanto delante como detrás del escenario. Para una película que se planteaba toda una serie de problemas técnicos por el puro placer de resolverlos –fotogramas congelados, momentos en los que cambios de monocromo a color se producen en medio de una toma, decorados que tienen que producir la sensación de futuro y de abajo– era importante tener la armonía que procede de contar con lo mejor, listo para ser llevado a la práctica. Michael Powell dijo que para él: “A VIDA O MUERTE es la película más acabada, por su perfección técnica y por el hecho de que en ella se realiza un maravilloso truco de ilusionismo. Es tanto más fascinante para mí porque toda esa fantasía tiene lugar en un caso médico, dentro de la mente enferma de alguien (Peter Carter), de manera que había una buena y sólida razón médica para cada imagen que aparecía en la pantalla. En realidad la película fue iniciada por el ministerio de Información que nos mandó llamar y nos dijo: Bien, la guerra casi ha terminado muchachos, pero está empezando desde nuestro punto de vista. Pensamos que deberías hacer una película sobre las relaciones anglo-americanas porque se están deteriorando. Evidentemente no sabían que nos íbamos a presentar con A VIDA O MUERTE”. Cuyo tema subyacente era que “los derechos de los hombres raros siempre deben ser respetados”. Toda la idea era proclamada en la noción romántica (y Powell es el más romántico de todos) de que el amor es más fuerte que las fronteras nacionales (el aviador británico y su amor es el cielo, y el cielo es el amor). JOHN KOBAL en Las 100 mejores películas, Alianza Editorial, Madrid, 1990, pp. 196-198; traducción de Ricardo Artola.

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