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Picasso
la música de sus musas

2 al 23 de marzo 2009
cartel
Auditorium Municipal de Logroño
20,30 horas
Entrada Libre. Plazas Limitadas
Primer concierto
La Mujer en Picasso

Lunes 2 de marzo de 2009
Tercer concierto
El Piano

Lunes 16 de marzo de 2009
Cuarto concierto
El Violín y el Piano

Lunes 23 de marzo de 2009

En la vasta obra picassiana, la música juega un papel primordial. No ya sólo como sujeto de sus cuadros, desde los innumerables Pierrots y bailarinas que salen en sus telas, las Naturalezas muertas con violines o guitarras o los famosos Músicos con máscaras del Museum of Modern Art de Nueva York, sino también por la relación del artista, bien conocida, con Stravinsky, Satie, Falla... que tuvo su culminación en el estreno en 1917 en París del ballet Parade con vestuario y decorados picassianos, música de Satie, idea de Cocteau, además de colaboración de los Ballets rusos de Serge Diaghilev. En 1919, Picasso proyectó el telón, decorados y vestuario para el ballet El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla.

No fue ajena a estos proyectos la esposa de Picasso en aquellos momentos, Olga Kokhlova. Las mujeres en la vida de Picasso siempre tuvieron mucha importancia y han quedado inmortalizadas en la larga serie de retratos que les dedicó. El ciclo «Picasso: La música de sus musas» une la música y las mujeres que influenciaron al pintor: Marie Fernande Olivier, la citada Olga, Eva Gouel, Marie Thérèse Walter, Dora Maar, Françoise Gilot, Jacqueline Roque… En el primer concierto, para canto y piano, un cuadro es el pretexto para dos o tres canciones o lieder relacionados con representaciones del universo femenino: La cantante, La bebedora de ajenjo, Mujer con mandolina, La arlesiana, La mujer de la corneja...

Ernesto Halffter, Obradors, compositores de la primera mitad del siglo, nos seducen desde el comienzo. Los eternos retornos, están representados por el catalán Roberto Gerhard, con la deliciosa tonadilla El cordero perdido, del compositor dieciochesco Blas de Laserna (1751-1816). Saltimbanques es una canción de Honegger, sobre textos de Apollinaire. Poulenc nos sugiere Rosemonde. Para la tela La mujer de la corneja ¿Qué mejor que Die Krähe, el lied schubertiano op. 89, tomado del Winterreise, viaje de invierno, viaje interior (1828)? Por otra parte el autor de la Sinfonía Fantástica canta sobre dos temas literarios de fondo arabista. Víctor Hugo, Claris de Florian y Berlioz encontraban a los españoles muy «exóticos»… Tema recurrente en la producción picassiana fueron las mandolinas: Hombre con mandolina 1911, Mujer con mandolina, 1913. Un muy musical poema de Verlaine repleto de alegres sonoridades, fue el pretexto de Debussy y de Fauré para sus respectivas Mandoline La mejor tradición francesa se da cita en las chansons de Bizet, especialmente en Les Adieux de l‘hôtesse arabe. Léo Delibes, el autor del ballet Coppelia, se alía con Musset, el amado inmortal de George Sand, para cantar a Les filles de Cádiz. Otro francés más conocido por su Fausto que por sus canciones es Gounod. Erik Satie, tan ligado al pintor, escribe Danseuse basada en un poema de Jean Cocteau. Baile español es el de Julián Bautista, basado en Lorca. Un poco antes, en 1914, Falla había compuesto las Siete Canciones Populares Españolas. El paño moruno es la primera de este famosísimo ramillete.

El segundo recital, para violonchelo y piano, explora la obra de un gran exiliado, como Falla, a Argentina: Jaime Pahissa, un músico catalán muy ligado a la creación de la primera mitad del siglo XX. La composición de Gerhard es de la misma época de los famosos retratos de Jacqueline de perfil. La Sonata Op. 22 de Robert Casadesus, es una pincelada de un compositor, descendiente de catalanes emigrados a Francia y al que la guerra obligó a quedarse en Estados Unidos. Milhaud, junto con Honegger y Poulenc, es el tercer componente más conocido del «Grupo de los Seis» francés y su interesante Sonata se mueve en los ribetes de lo neoclásico.

El tercer concierto, para piano, recoge Images II y Préludes, de Debussy. Al escoger las piezas, nos hemos guiado por los títulos y todos o casi todos remiten a sugerentes nombres de mujer. Danseuse de Delphes o La fille aux cheveux de lin, nos llevan a telas como las Tres bailarinas (Londres, 1919) o Las bañistas (!918). Por otra parte, en obras pianísticas ¿Cómo no incluir Málaga y Evocación, de la Suite Iberia de Albéniz? En 1881 nacía en Málaga Pablo Picasso y allí tiene uno de sus museos más representativos, que, por cierto, dedica un gran espacio de su tiempo a la música. El ser humano muere solamente cuando le olvidan escribió Cristóbal Halffter, en homenaje al gran pianista Rubinstein. Culminamos con la monumental Fantasía Bética, de Manuel de Falla (1920).

En el último recital, para violín y piano, se ha programado la deliciosa Suite italiana de Stravinsky, que este compositor realizó sobre temas que creía de Pergolesi. Se trata de un juego sobre los personajes de la Commedia del Arte italianos. En 1917 Debussy compone a duras penas su última Sonata nº 3, con un patetismo inhabitual en su lenguaje. Dentro de estas obras de sutileza y frescor típicamente franceses, es donde debemos enmarcar la Sonata para violín y piano de Poulenc, escrita en memoria de Lorca. La impresión imborrable y profunda de la guerra civil de 1936-39 en Picasso mostró lo apegado que éste estaba a sus raíces españolas. El pintor realizó la escenografía del «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías» lorquiano en París. La Suite op. 6 de Britten, fechada en 1936, es una obra encantadora, con su canción de cuna entre medias -como esas telas de mujeres con niños que nos devuelven la faceta más tierna de un creador inmortal. Hertha Gallego de Torres

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