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XI Semana de Música Antigua de Logroño
7, 8, 9 y 10 de septiembre de 2009
cartel
RIOJAFORUM. Sala de Cámara
20,30 horas

VENTA DE ABONOS: Del 17 al 31 de agosto, ambos inclusive.
VENTA DE LOCALIDADES: Del 1 al 6 de septiembre, ambos inclusive.
PUNTO DE VENTA: Oficina de Turismo de Logroño c/Portales, 50, en horario de 9 a 14 y de 17 a 20 horas, de lunes a domingo.

Precio Abonos para los cuatro conciertos: 18 €
Precio localidades para cada concierto: 6 €
Todas las entradas son numeradas.
A partir del día 7 de septiembre y durante los días de los conciertos, si quedan entradas, se venderán desde dos horas antes del inicio de la actuación en las taquillas de Riojafórum.

NOTAS
Todas las actuaciones darán comienzo a las 20,30 h.
Riojafórum abrirá las puertas 30 minutos antes de la hora del inicio de los conciertos, salvo causa de fuerza mayor.
En atención al público y a los artistas, se ruega puntualidad, así como desconectar las señales acústicas de relojes y teléfonos durante los conciertos. Una vez comenzado el espectáculo no se permitirá la entrada a la sala, salvo en descansos o intermedios si los hubiera.
Queda prohibido todo tipo de filmación, grabación o realización de fotografías.
Cultural Rioja (si las circunstancias lo exigiesen) podrá alterar el programa anunciado. De los posibles cambios se informará oportunamente.

HELSINKI BAROQUE ORCHESTRA Y PIERRE HANTAÏ
Jueves 10
Conciertos para clave

PROGRAMA:
CONCIERTOS PARA CLAVE
Anónimo (Düben MS) Paduan
Carl Philipp Emanuel Bach
(1714-1788)
Duetto H610 wq 115/1
Allegro
Johann Sebastian Bach
(1865-1750)
Concierto para dos claves
Do menor BWV 1060
Allegro - Adagio - Allegro
Joham Helmich Roman
(1694-1758)

Sinfonía en Mi menor BeRI 22
Allegro staccato - Larghetto
Allegro assai - Allegro - Giga

Carl Phipipp Emanuel Bach

Concierto para 2 claves en Do Mayor BWV 1061
Allegro - Adagio ovvero - Largo - Fuga

Helsinki Baroque Orchestra y Pierre Hantaï
Tuomo Suni, violín
Aira Maria Lehtipuu, violín
Petri Tapio Mattson, viola
Heidi Peltoniemi, violoncello
Mikko Perkola, violone
Pierre Hantaï, clave
Aapo Häkkinen, clave

Helsinki Baroque Orchestra y Pierre Hantaï

Helsinki Baroque Orchestra y Pierre Hantaï
Fundada en 1997, la Helsinki Baroque Orchestra está compuesta por una nueva generación de músicos finlandeses de mucha calidad, que disfrutan ofreciendo conciertos de música antigua, con predominio de una interpretación de mucha frescura en sus recitales. El uso de instrumentos de época conjuntamente con la interpretación de antiguas obras maestras, permite a la Helsinki Baroque Orchestra descubrir una forma de comunicarse hoy en día.

Aapo Häkkinen se incorpora como director de la Helsinki Baroque Orchestra en 2003. Su gran trabajo ha dotado a la orquesta de un estilo de interpretación muy definido, por lo que la ha convertido en una de los ensembles más importantes de Finlandia.

La Helsinki Baroque Orquestra ha ofrecido conciertos, entre otros, en el Wigmore Hall de Londres, o en el Kölner Philharmonie de Köln, así como en los Festivales Helsinki, Vantaa, Stockholm, Bruges, Bayreuth, Dresden, Palermo, Brezice, Zagreb y Varna. Varios solistas y directores invitados como Enrico Baiano, Patrick Gallois, Reinhard Goebel, Monica Groop, Paul Hillier, Erich Höbarth, Ian Honeyman, Sirkka-Liisa Kaakinen, María Cristina Kiehr, Anu Komsi, Manfredo Kraemer, Topi Lehtipuu, Enrico Onofri, Riccardo Minasi, Susanne Rydén y Skip Sempé son colaboradores habituales de la Helsinki Baroque Orchestra.

La Helsinki Baroque Orchestra ha grabado discos para Alba Records (Monteverdi, 2004) y Naxos (Richter symphonies, 2007) y cuenta con el patrocinio del Centro de Promoción para la Interpretación de Música Finlandesa (ESEK).

Pierre Hantaï

Biografías
Pierre Hantaï
Nacido en 1964, llegó a ser un apasionado de la música de Bach a los diez años. Gracias a la influencia de Gustav Leonhardt, comenzó a estudiar clave bajo la dirección del profesor americano Arthur Haas, empezando a ofrecer conciertos con muy pocos años, bien solo o acompañado de sus hermanos Marc y Jérôme.
En ese momento se fue a Amsterdam a estudiar durante dos años con Gustav Leonhardt quien posteriormente lo invitó a tocar con él. Durante estos años ha colaborado entre otros con Philippe Herreweghe, los hermanos Kuijken, François Fernandez, Marc Minkowski o Philippe Pierlot. En ese momento también comienza a dirigir su propio ensemble ‘Le Concert Français’.
Hoy en día, principalmente, ofrece conciertos como solista por el mundo entero. A menudo aparece como invitado con Jordi Savall, y también disfruta ofreciendo conciertos con sus hermanos y algunos amigos como Hugo Reyne, Sébastien Marq, Skip Sempé, Christophe Coin y Jean-Guihen Queyras para ofrecer conciertos de cámara.
Su extensa discografía incluye recientes grabaciones para Mirare como el primer libro de Johann Sebastian Bach de clave bien temperado o la segunda grabación de la Variaciones de Goldberg, obra que ha sido interpretada por él en muchas ocasiones desde su niñez.

AAPO HÄKKINEN

AAPO HÄKKINEN, clave
Aapo Häkkinen comenzó su formación musical como cantante del Coro de la Catedral de Helsinki. A los trece años comenzó sus estudios de Clave con los profesores Elina Mustonen y Olli Porthan (órgano) en la Academia Sibelius de Helsinki. Entre 1995 y 1998 en el Conservatorio Sweelinck de Amsterdan con Bon van Asperen, siguiendo su formación entre 1996 y 2000 con Pierre Hantaï en París. Tras obtener el diploma como solista en 1998, ganó el segundo premio en el Concurso de clave de Brujas. Obtuvo también el premio especial Norddeutscher Rundfunk a la interpretación de música italiana en el Musikpreis de 1997.
Como solista y director ha ofrecido conciertos en la mayoría de países europeos y México. Ha grabado discos para los sellos Alba, Avie, Cantus, Deux-Elles y Naxos. Además del clave, regularmente ofrece conciertos de órgano y clavicordio. Aapo Hákkinen es profesos de la Academia Sibelius y ofrece clases maestras. Desde 2003 es director artístico de la Helsinki Baroque Orchestra

“Es un intérprete de gran nivel.” - Gramophone

COMENTARIOS AL PROGRAMA
La costumbre de celebrar conciertos públicos en ciudades alemanas estaba ya asentada a principios del siglo XVIII. En la mayor parte de los casos, fueron los universitarios aficionados a la música quienes formaron las agrupaciones privadas que jugaron un papel importantísimo en la difusión de la música instrumental del final del Barroco. Leipzig no era una excepción y albergó, desde que G. F. Telemann lo fundase en 1702, un Collegium Musicum privilegiado. Nada menos que J. S. Bach (1685-1750) estrenó y dirigió muchas de sus obras en el salón del Collegium Musicum de Leipzig a partir de 1729, fecha en que el Cantor de la Iglesia de Santo Tomás asumió la dirección de esta agrupación.

El conjunto musical era impresionante para la época. Podía superar los cuarenta músicos y actuaba normalmente dos días por semana. Como explicó A. Glöckner, “era la cuna de muchos virtuosos que luego obtenían colocaciones importantes como cantores, organistas y músicos de corte”. El salón de conciertos estaba en la céntrica cafetería de Gottfried Zimmermann (destruida durante la Segunda Guerra Mundial), era adecuado para la actuación de una gran orquesta y tenía capacidad para un público de más de 150 personas. Ch. Wolf relata como Zimmermann gestionó el Collegium hasta su muerte en 1743 y  promovió conciertos al aire libre en los jardines de la cafetería  durante el verano; aunque él directamente no vendía entradas, es de suponer que las audiciones le servían para atraer posibles clientes a su restaurante. Según Glöckner, Zimmermann debió recoger grandes beneficios ya que compró varios instrumentos para el Collegium.

El trabajo de Bach en esta institución consistía en la preparación y dirección de un ciclo de funciones semanales durante todo el año, así como la realización de conciertos extraordinarios como celebraciones de la familia real (cumpleaños y eventos políticos). Debía pues disponer de un amplísimo repertorio; además de incluir obras de compositores como Händel, Scarlatti, Weiss o Telemann, Bach compuso o transcribió numerosas obras suyas para estos eventos. Especialmente conocidas son su “Cantata del Café”, “El Clave bien Temperado”, las Sonatas para diversos instrumentos y, naturalmente, los conciertos y las suites orquestales. Algunas de estas obras habían sido compuestas durante su etapa como compositor de cámara de la corte de Cöthen y fueron reutilizadas o modificadas para los conciertos de Leipzig.

El clave fue uno de los instrumentos protagonistas de estos conciertos. Bach era especialmente conocido como virtuoso del teclado y aprovechó la ocasión para mostrar sus habilidades en una serie de partituras  para clave y orquesta. Una de las más importantes obras del género es el Concierto para dos claves en Do menor BWV 1060, compuesto sobre la base de un anterior concierto para oboe y violín. Equilibrado en cuanto a la oposición entre fuerzas (solistas y orquesta), el tejido de voces se desarrolla dentro de una riquísima polifonía con momentos de la acostumbrada profundidad expresiva de la música de Bach. El Concierto para dos claves en Do mayor BWV 1061 parece que en origen había sido una obra para teclado solo a la que el compositor alemán añadió, posteriormente, la parte orquestal que desempeña un papel secundario. Destaca la síntesis de estilos que se percibe en esta partitura, más francesa en cuanto a la ornamentación y el espíritu “agradable” en el segundo movimiento y más alemana por su textura contrapuntística en el último (Fuga).

Entre los músicos que colaboraron con Bach en los conciertos del Collegium Musicum de Leipzig, seguramente también como solistas de clave, se encontraban algunos de sus hijos. Uno de los mayores era Carl Philipp Emanuel (1714-1788), ahijado de Telemann y educado exquisitamente por su padre durante los años más productivos de la etapa de Leipzig. En sus cartas y en otros documentos, C. P. E. Bach relata sus experiencias de aquellos años, la multitud de artistas y maestros que conoció y las oportunidades que le brindó la privilegiada posición de su padre en el mundo musical alemán. Sobre las frecuentes visitas que Bach recibió en aquellos años,
C. P. E. relata la frustración que su padre sintió al no haber podido conocer a G. F. Händel (1685-1759), seguramente el compositor alemán que más admiró a lo largo de su vida. Pese a esto, es casi seguro que las obras para conjunto instrumental de Händel fueron interpretadas en el salón del Collegium Musicum cuando Bach era el director.

Carl Philipp Emanuel era tan apreciado como intérprete de clave que se convirtió en músico de cámara del recién coronado rey de Prusia, Federico II, en 1740. Se sabe que el rey era un buen intérprete de flauta travesera y que requirió al hijo de Bach para realizar los bajos continuos y los acompañamientos a la orquesta, aunque  seguramente no disfrutaron de una buena relación. Pese a esto, C. P. E.
compuso una amplísima colección de obras entre 1740 y 1760, muchas de ellas para el teclado, en la corte de Prusia.

Aunque en algunas ocasiones pretendió huir del contrapunto con el que se había comunicado su padre, lo cierto es que la música para teclado de C. P. E integra con gran equilibrio el contrapunto de ciertos pasajes con otros de texturas más sencillas, todo ello dentro de la estructura que iba a triunfar en los siguientes cien años, la forma de sonata. En palabras de P. G. Downs, la fertilidad de su inventiva en términos de estructura y la incesante experimentación de su intelecto escrutador, abrumaron a muchos de sus oyentes al tiempo que hacían las delicias de otros. En muchas de estas partituras experimentó con el cromatismo y con los frecuentes cambios de textura y con los contrastes de dinámica y movimiento, quizás motivado por el afán de expresar sentimientos y emociones promovido por la conocida corriente artística del “Empfindsamkeit”.

Por otra parte, el hijo de Bach conoció en la corte de Federico de Prusia el primitivo pianoforte, el clavicordio (de cuerda percutida). Parece que muchas de las obras de su última época podrían ser interpretadas igualmente en clavecín y en clavicordio, instrumento este con el que se podía jugar con dinámicas más libremente y conseguir efectos expresivos más sutiles. Como escribe P. G. Downs, Emanuel Bach pretendió expresar en sus obras para tecla un estado emocional íntimo y personal, y consideró al clavicordio un instrumento más apropiado que el clavicémbalo. Lo cierto es que a partir de la muerte de C. P. E. Bach, la música para teclado necesitó un instrumento de sonido más potente y de mayores dimensiones para llegar a un público más numeroso deseoso, cada vez más, de ver y escuchar a intérpretes virtuosos. La música “para entendidos y aficionados” que defendió Emanuel Bach con sutilezas expresivas y técnicas, como buen hijo del último genio del Barroco, desapareció con él y abrió la puerta a los grandes creadores del Clasicismo.

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